jueves, 17 de abril de 2008

3ª parte: ironías de la vida.

Es cerca de la una, y sigo encerrada.

En estos momentos escribo a mano sobre un papel (luego lo pasaré al ordenador para publicarlo en el blog y que os podáis reir a gusto); tengo el portátil apagado, para usarlo ante una verdadera emergencia, porque, para colmo de males, a media mañana se ha ido la luz (¿apagón? ¿se ha agotado la electricidad? –es que es recargable. No lo sé…), con lo que quedan un par de horas de vida en la batería. Ah, junto con la electricidad también se ha pirado el router (sé que es porque va conectado, pero por un momento pensé que se habían fugado en una aventura amorosa), así que estoy sin Internet –no puedo pedir auxilio, así que menos andar trasteando en el blog… Esto parece de película.

Empiezo a ver la luz (figuradamente) y comprendo que es una alineación astral, venganza divina o confabulación mundial en respuesta a mi pereza de los últimos días. Debería haber estado trabajando en mis essays (trabajos de la uni), pero he estado perreando –mucho-, mayormente perdiendo el tiempo en Internet (viendo vídeos chorra en youtube, buscando planes/vacaciones para el verano, etc). Esto es un castigo, además de una solución: no puedo ir a ningún lado y no tengo Internet; lo único que tengo en la habitación son los libros de texto y los apuntes, así que sólo puedo hacer una cosa: ponerme a currar en los essays!!

Todo encaja de tal forma que da miedo (¿estaré empezando a perder el juicio tan rápidamente?). Continuará…

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