lunes, 20 de octubre de 2008

LA CRISIS… EN MAYÚSCULAS

Vale, pues esto era yo hace un rato… caminando de vuelta a casa tras hacer la compra… y que me paro frente a un escaparate. ¿Tú, mirando escaparates?, diréis. Nooo, que era una inmobiliaria. Y aquí es cuando dejáis de leer y os vais a hacer algo más productivo con vuestro (escaso) tiempo.

Bueno, pues me paro un par de segundos, por aquello de seguir un poco la evolución de los precios de la vivienda y tal (llámalo tiempo libre, llámalo estupidez, llámalo deformación profesional –bueno, de profesional tiene poco, dejémoslo en deformación a secas…). Imaginadme con mis habituales pintas de quinqui promedio: vaqueros, las zapatillas pintadas por mí, la mochila de pesadilla antes de navidad… Y ahora sumadle una bolsa del Día cargada, naturalmente, con productos marca Día –es decir, es colmo de la cutrez. Vaya, que nadie en su sano juicio pensaría jamás que la menda podría siquiera llegar a considerar el plantearse adquirir un inmueble.



No obstante…


Desde el interior, dos individuos que llevan sin comer desde principios de año observan una persona en el exterior. ¿Alguien? ¿Mirando? Inmediatamente vuelven las cabezas entre sí, con un simple cruce de miradas se lo dicen todo: ¡¡clientes potenciales!! Cero coma dos segundos después, uno de ellos está en la calle, a mi lado, y me tiende un folleto con los estupendos pisos que tienen en “venta”.


Intentando contener la risa (pobres criaturas), murmuro un “sí, sí” (claro, claro… bla bla bla… claro, claro, claro… bla bla bla bla…), agarro el panfletillo y me alejo… no conviene dar falsas esperanzas…


Me parto.

3 comentarios:

Nana dijo...

también me pasó a mi...pongámosle un nombre ficticio a esa inmobiliaria, pongamos que se trata de "technohouse" (parece un estilo de música bakala). A mí llegaron a decirme que pasara y me preguntaron si quería alquiler o compra...

Espero no verte así nunca, economista.

Laura Marta dijo...

Es como en los documentales:
El león se percata de que la presa está aparentemente depistada comiendo flores.
La presa ya se ha dado cuenta de la presencia del león, pero le deja hacer.
El león se acerca sigiloso para no levantar sospechas (¿con esa corbata? venga, hombre)
La presa espera con un ojo en las flores, el otro en el león.
Y éste ataca (TOMA PANFLETOOO!) pero está desentrenado y resbala con una hoja de bambú delante de la presa. Y ésta, intentando aguantar la risa, se aleja despacio. Si es que casi le da pena.
Pero casi, que ya se han lucrado bastante. Y como dicen en este país "A cada cerdo le llega su...¿taxi?".

Nos leemos,
Elliot.

Anónimo dijo...

Que pena... Lo que hace la desesperación XD